No todo lo verde tiene el color de la selva
Muchas veces hay que aplaudir a las empresas que innovan: innovar es fundamental para mantener activa a una sociedad cuya principal función -por ahora- es demandar a las empresas nuevas formas de hacer.
Con motivo del último Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra todos los años los 5 de Junio, de toda la información que circuló ese día (y que ciertamente es un gran aliciente para seguir impulsando nuevas y mejores prácticas en todo el mundo) me llamaron la atención dos cuestiones que -casualmente- vienen vinculadas del mismo tipo de industria: la de Bebidas.
Por un lado, Coca Cola Colombia que aprovechó el Día del Medio Ambiente para lanzar un nuevo producto: una Coca Cola completamente helada, hasta la última gota. ¿La innovación? Eliminó el envase de vidrio por uno completamente de hielo, lo cual lo hace 100% reciclable salvo por una banda elástica para sostener la «botella». Aunque nada aclara sobre si «el pico» helado se pega a la lengua… sacando estos detalles, a priori la idea parece muy buena aunque… momento! Reemplazar el vidrio, un elemento en definitiva reciclable por más agua (además de la que se utiliza para fabricar la gaseosa) que es un recurso no renovable, no termina pareciendo una buena idea… y menos para lanzar el Día del Medio Ambiente.
Intenté averigüar cuánto CO2 emite la producción de hielo, pero no logré dar con datos certeros. Allí los componentes a analizar serían el agua, la electricidad y también el traslado en camiones especiales que mantengan la temperatura de la botella. De esta manera, Coca-Cola está sumando un gasto energético en principio mayor, que hasta se puede interpretar como que se está haciendo cargo de un pasivo ambiental que antes no tenía al 100% (en definitiva cada consumidor podía cargar con el proceso de enfriamiento por su cuenta).
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En definitiva, quizás en la empresa ya pensaron en todo esto y concluyeron que era más sostenible para el caluroso mercado de Cartagena de Indias hacer una botella de hielo. Pero a buenas y primeras, no parece la mejor solución.
Y por otro lado, aprovechando el mismo acontecimiento la cervecera Quilmes anunció la salida de su Reporte de Gestión Ambiental. De allí surgen datos muy interesantes y positivos del avance de gestión, pero no deja de llamar la atención -al igual que ocurre con todas las bebidas carbonatadas, como la mencionada Coca Cola- que si bien la huella hidrica es menor respecto de 2009, para producir 1 litro de cerveza Quilmes se requieren 3,18 litros de agua potable…
El tema del agua en la producción industrial está cada vez más presente, aunque la desconexión con las áreas de marketing (y ya respecto de la gestión sostenible en general) sigue siendo sideral. En un punto debe haber una reflexión seria por parte de los consumidores: ¿realmente necesitamos consumir un producto para hidratarnos que requiera al menos 3 veces la misma cantidad de lo que estamos consumiendo como insumo para su producción?
Al margen de todo el beneficio que tiene tomar agua pura -aunque sea del grifo- para la eliminación de toxinas de nuestro organismo, de cierto modo somos los responsables de que este recurso vital para nosotros y el planeta se esté agotando.
En definitiva, no todo lo que nos quieren vender como verde tiene el color de la selva. El greenwashing sigue a la orden del día en muchas cosas aún.
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Asi es. Creo que habrá que seguir la historia de la botella de agua, en mi opinión es un recurso publicitario. La verdadera innovación se sustenta en el tiempo.