El campo y su responsabilidad comunitaria y ambiental
En Argentina sucede algo muy curioso desde el punto de vista de la comunicación: el sector agropecuario todavía no despega en esta área.
El domingo último, el matutino Clarín, destacó que las agencias de publicidad se pierden un negocio de $ 70 millones de pesos (poco más de 20 millones de dólares) por no saber canalizar las “ideas” del sector.
El mismo diario hace casi dos meses organizó un seminario, junto a la Bolsa de Cereales, para concluir que “al campo le llegó la hora de comunicar”.
¿Pero qué sucede con la responsabilidad social del sector que mueve un quinto de todo lo que produce el país? (en 2003 representaron 37.000 millones de pesos).
El análisis contempla las iniciativas que son llevadas adelante y el desafío, sobre todo en la concepción de un programa de desarrollo ambiental sustentable por parte de las empresas del agro, y el rol que cumplen las Agencias de Cooperación Internacional.
En primer lugar es preciso distinguir entre las empresas que abastecen al mercado de materia prima (soja, carnes, maíz, etc.) y las que abastecen a éstas de insumos (químicos y maquinaria, entre otros).
Por parte de los productores de materia prima, surgió la idea (a fines de 2002) de crear un Banco de Alimentos solventado por los aportes de la gente de campo para ayudar a paliar el hambre.
Solidagro, tal como se lo conoce, comenzó su prueba piloto en la localidad bonaerense de Pergamino donde unificó la recepción de productos donados de la región: “De ese modo las solicitudes de ayuda por parte de entidades e individuos de la zona confluyen en un solo punto, logrando una concentración y variedad de alimentos más amplia, con una eficiente distribución”, señaló Cecilia Theulé (de la unidad operaciones) al diario La Nación, el 3 de julio.
Quizás como una política discutible se puede ver la decisión de Solidagro de que los beneficiarios de este plan “se comprometan a tomar responsabilidades dentro de su propio núcleo social y participar en algunas de las etapas del proceso de los insumos que reciban”.
En comunicación telefónica con Solidagro, Theulé explicó a RSE Online que el sentido de esa participación “no es entregar algo por nada”. Y agregó: “La idea es que los beneficiarios puedan ser parte de aquello que se les da: desde tamizar el maíz hasta plantar verduras en la huerta, y que las madres que reciben alimentos estén obligadas a llevar a sus chicos a la escuela”.
Hasta aquí, la descripción de un programa de RSE que puede ser aplicado, inclusive, por una entidad financiera (en referencia a la metodología). En tanto, quien ofreció una definición sobre la RSE del campo fue Emilio Satorre, de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA), que en septiembre de 2003 la dio a conocer durante un Congreso que reunió a productores agropecuarios. Sostuvo que “la viabilidad social de la empresa agropecuaria tiene dos escalas de análisis: la comunidad en la que se encuentra la misma y el ambiente dentro de la empresa. Se trata por lo tanto de mirar la empresa hacia adentro y de integrarla en la comunidad”.
Y del lado de los que abastecen de insumos al campo está el caso de Basf, la empresa de origen alemán, que más allá del clásico programa comunitario promueve el Programa Cuidado Responsable del Medio Ambiente.
En el caso específico de Basf, al menos por lo que muestra, otorga a sus clientes, proveedores y público en general, una imagen acorde con lo que se espera de una empresa socialmente responsable.
No sólo enumera sus programas de acción frente a la comunidad sino que además invita a conocer su “Código de Conducta” (que podría considerarse un prefacio de un código de ética empresaria).
Si bien es discutible que siga comercializando productos químicos para el agro conociendo de la existencia de otras opciones menos riesgosas para el medio ambiente, también hay que destacar que son los organismos internacionales (como la Organización Mundial de la Salud –OMS-) los que regulan los estándares para este tipo de procesos.
En términos de desafío de un programa ambiental sustentable el tema es un poco más complicado, pero aquí es donde entran en juego las Agencias de Cooperación Internacional.
Muy reconocida es la labor de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), sobre todo en su labor con los inmigrantes y al apoyo a la cultura en los países donde tiene base.
Pero qué tanto conocemos a su homóloga del Japón? La JICA (por sus siglas en inglés) viene desarrollando un silencioso trabajo en diversas áreas, pero con una notable preponderancia de los proyectos ambientales.
La Agencia Japonesa cuenta la asistencia de un experto en Patología de las Plantas que, en septiembre de 2003, delineó las “pautas básicas para el desarrollo de una agricultura sustentable”.
Kiroku Kobayashi se basó en un experiencia de cuatro años visitando los campos de cultivo de soja en el noroeste de China. Al trasladar esa experiencia al campo argentino Kobayashi concluyó (en base a un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria –INTA-) “que muchos de los terrenos argentinos presentan signos de deterioro a causa del uso exclusivo de los pesticidas, funguicidas y fertilizantes”.
El experto japonés, entonces, ofreció un método alternativo: la utilización de microorganismos benéficos para prevenir las enfermedades en las plantas y de esa forma evitar la contaminación del suelo.
Kobayashi esbozó otra solución: “el control por medio de prácticas culturales, que aprovechan otras especies de plantas para disminuir la cantidad de patógenos del suelo”.
La exortación de este experto en patologías de las plantas está orientada hacia los agricultores: “debe adoptarse un control integral para prevenir el deterioro del suelo y llevar a cabo una producción agrícola sustentable”.
En esta definición están en juego la vida de los trabajadores rurales, la de todos los que consumimos esos productos, la del suelo argentino que está siendo sistemáticamente desvastado y nada menos que un quinto de la economía nacional.
¿No será hora de hacer algo?
Para tener en cuenta
Del 1 al 3 de Septiembre de 2004, AACREA llevará adelante su XVII Congreso Nacional en la ciudad de Mar del Plata. Estará dividido en distintos bloques, pero el cuarto -promete- «estará planteado desde el punto de vista de las empresas integrando conceptos de Reponsabilidad Social, Dirección por Valores y Compromiso con la Sustentabilidad ecológica, económica y social con una visión global.
Informes: 0054 011 4382-2076/79 o por mail a congreso@aacrea.org.ar
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