Otra comunicación de RSE es posible
La última semana no fue precisamente «buena» en términos de la comunicación de responsabilidad social empresaria.
A los comentarios del jefe de Gabinete argentino, Alberto Fernández, y la investigación de la justicia por maniobras financieras con fondos previsionales en dos entidades financieras (activas impulsoras de programas comunitarios), se le sumó un escándalo ambiental en la región brasilera de Sao Lourenço por parte de una empresa líder del sector alimenticio.
¿Hasta dónde llega el imprevisible alcance de la exposición? ¿Es realmente recomendable comunicar la RSE?
Uno de los valores más preciados con el que se suele tentar a las empresas para que adopten políticas socialmente responsables es la imagen.
Si se invierte en prácticas comunitarias pensando que eso ayudará a redimir algunos «escollos» en otras áreas, no se está transitando el recto sendero.
La RSE tiene mucho de ese concepto kantiano de «conciencia moral», que sostiene que «debo hacer tal o cual cosa, porque mi deber es hacerlo, y ello aunque me cueste la vida, o la fortuna, o lo que fuere». Algo así como «la acción por la acción en sí» que enseña el Bhagavad-Gita.
¿Pero si realizamos «la acción por la acción en sí», dónde está la recompensa, el rédito?
En algún Foro, allá lejos y hace tiempo, a alguien se le ocurrió que los emprendimientos sociales llevados a cabo por la empresa también podían constituir un beneficio para la organización que los impulsaba.
Actitud lógica esta última teniendo en cuenta que el fin de una empresa es la rentabilidad de sus operaciones.
De allí en más muchos han querido separar esta idea de la rentabilidad de la RSE, pero sólo en el discurso retórico. Hoy son cada vez más las empresas que adoptan estos programas para que el rédito de su ejecución recaiga sobre su imagen corporativa y ello a su vez repercuta en sus ganancias.
Es por esto que salen a comunicar sus actividades en materia de RSE. Resulta válido, en tanto lo hacen como empresa.
Al exponerse en los medios de comunicación como una «empresa responsable» afila día a día el puñal que se terminará clavando a sí misma, producto de las contradicciones que como empresa tiene (y es común que estas contradicciones existan).
Repsol-YPF sufrió el embate del Gobierno argentino que salió al cruce para reclamarle «mayor responsabilidad social», para que no suba el precio de sus combustibles, y dispare un alza de prácticamente toda la línea de producción.
El Banco Río y el Grupo Orígenes (junto con otras entidades financieras) fueron allanados la semana pasada por orden de un juez penal económico en busca de documentación que acredite supuestas maniobras irregulares con ciertos fondos de pensión.
Nestlé, está luchando contra grupos ambientalistas e inclusive con funcionarios del Gobierno brasileño, para demostrar que no desmineraliza el agua natural de una cuenca (afectando el ecosistema) y luego de ese proceso le agrega sales minerales antes de la venta y distribución.
Es por este tipo de situaciones que aparece la idea de «otra comunicación de RSE», para que las buenas acciones, aquellas que ofrecen oportunidades a jóvenes, mayores, madres solteras, por un lado, y las buenas prácticas de gobierno corporativo, por otro, no se contaminen de los problemas que la empresa enfrenta como tal.
Esta «otra comunicación…» es nada menos que una «no-comunicación»: una acción de comunicación, que no es lo mismo que comunicar. La no-comunicación, no comunica: actúa comunicando.
También es muy probable que este concepto no entre en la mente de todos, porque los comunicadores salimos «domesticados» del ámbito universitario para actuar dentro de un esquema y no salirnos jamás de él (aunque muchas veces la percepción indique lo contrario).
Romper con el esquema de la tradicional comunicación y meter ahí a la no-comunicación de RSE significaría otorgarle alas a un sector que ya denota el cansancio de no poder desprenderse para poder volar por sí mismo y bien alto.
¿Te gustó lo que leíste? ¿Tenés otra visión para aportar? Por qué no dejás un comentario abajo y continuás la conversación, o te suscribís a mi feed y lees artículos como este enviados a tu lector de feeds.
Comentarios
No hay comentarios todavía.
Deja un Comentario